“Hoy hay más jóvenes que séniors haciendo calceta”

Socióloga, investigadora demoscópica, presidió el CIS; fundadora de MyWord

Tengo 49 años: me ayudan a contrastar lo estudiado con lo vivido. En las categorías de ciudadanos que hemos descrito sería “digital acomodada”, pero lo justo. Nací en Madrid y no soporto que se llene de franquicias. Tengo una hija de la que aprendo. Publico

Belén Barreirosocióloga, investigadora demoscópica, presidió el CIS; fundadora de MyWord

Podemos ya casi es Pudimos?

Podemos en las encuestas está de capa caída. Parece que la recuperación económica le sienta mal; al contrario que a Ciudadanos.

¿Por qué?

Porque detrás de Ciudadanos está el factor nacional, pero no sólo. En nuestras entrevistas, además, parecen encarnar el ideal de sociedad digital acomodada, como Macron en Francia.

¿Y quién encarna a la desacomodada?

La recesión abrió una brecha socioeconómica que, con la disrupción tecnológica de la digitalización, se ha ido solapando con la digital. La revolución digital crea hoy nuevas clases sociales, igual que las que creó la revolución industrial.

¿Quiénes van a mejor y quiénes a peor?

Hemos categorizado cuatro nuevos grupos sociales: analógicos empobrecidos, que suelen votar al PSOE; analógicos acomodados, que optan por el PP; digitales empobrecidos, que son más bien de Podemos, y digitales acomodados, que se identifican con Ciudadanos.

En Catalunya, Ciudadanos abandera hoy la oposición digital al independentismo.

Porque más de la mitad del electorado de Ciudadanos son digitales acomodados. Y eso se ha notado en los resultados electorales. Fíjese que en Catalunya no llegan a la mitad los votantes del PP que están conectados a internet, mientras que prácticamente el 100% de los de Ciudadanos navega a diario.

¿El PSOE se beneficia de los votos que pierde Podemos?

Algunos de los votantes socialistas que se pasaron a Podemos están haciendo ahora el camino de vuelta, sobre todo a medida que aumentan los problemas internos de los morados.

¿Por qué Podemos ya no puede?

Yo diría que tiene un discurso que se ha quedado excesivamente pesimista para un periodo de recuperación como este. Su actitud es demasiado negativa en una sociedad que la innovación tecnológica hace cada vez más optimista.

¿Afecta a Podemos lo que algunos tachan de ambigüedad frente al independentismo?

Al principio, Podemos eligió la opción mayoritaria en Catalunya, que era la de pedir un referéndum acordado para después votar no a la independencia. Pero los catalanes han ido cambiando sus preferencias desde entonces.

¿Y Podemos las ha cambiado menos?

En el 2004, según el Centre d´Estudis d´Opinió, sólo el 14% quería la independencia, y de ahí se pasó en el 2014 al 48%; luego el independentismo descendió, pero sigue por encima del 40%.

¿Y respecto al referéndum?

En paralelo, la solución de referéndum sí para votar no, que en su día llegó a apoyar el 80% de los catalanes, ha ido perdiendo partidarios. En nuestras encuestas, si medimos en términos no binarios, apenas son ya la mitad.

¿Y más allá de Catalunya?

La paradoja es que, mientras tanto, en España ha ido aumentando el porcentaje de los que no se opondrían al referéndum. Al parecer, el “no al referéndum ilegal” del PP ha ido abriendo la puerta a que un referéndum legal sí sería aceptable. En cambio, cada vez más catalanes no independentistas se oponen al referéndum.

¿Y qué prefieren?

Constatamos la diversidad de opciones: federalismo, reformas de la Constitución... Pero el ciudadano no busca tanto una fórmula política como un país real en el que pueda vivir con todos sus derechos. A priori, la mayoría de los encuestados no establece una relación directa entre un modelo territorial y su calidad de vida.

El ciudadano es sabio.¿Y cada vez también es más digital? ¿O se observan resistencias?

Atención, porque los cambios en las marcas y también en las políticas tienen que atender, sobre todo, a la división cada vez más acentuada entre un ciudadano muy digitalizado y otro que no lo está. Y entre los muy digitalizados, aparecen las tendencias retro analógicas.

¿Esos que se compran móviles viejos?

O los que hacen calceta. Resulta que hoy hay más jóvenes que séniors haciendo calceta.

Mis amigos se empeñan en hacerse el pan.

Es otra tendencia retro. Como la de hacerse las cosas a mano o la de preferir siempre las actividades de proximidad y sencillitas.

Coger el avión si no hay más remedio para trabajar, pero pasar el domingo en el parque.

Y también constatamos las resistencias de los muy digitales a comprar online .

¿No son los más reacios a ir al súper?

Al contrario, a los más techies también les encanta ir al mercado a ver y tocar la fruta, pescado, carne, verduras y hablar con la tendera.

¿Les gusta también más que a sus abuelas?

Sí, pero, en cambio, los muy digitalizados se resisten a la banca por internet y, para las grandes decisiones, como contratar una hipoteca, prefieren ver la cara de quienes negocian con ellos.

¿Y en política?

Ninguna red social consigue más votos que el candidato de toda la vida estrechando manos. Hay que hacer campaña digital, pero también la de siempre en radio y televisión.

¿La digitalización nos hace prósperos?

No nos hace mejores ni más felices ni ricos, pero sí diferentes: cambia los hábitos. Antes, por ejemplo, vivir en el campo era un atraso; hoy allí tienen las ventajas del medio rural y de sus precios y ninguna de las desventajas de la ciudad.

¿No ve inconvenientes en ese futuro?

Me preocupa la brecha digital: los miles de ciudadanos que la tecnología va dejando atrás: empobrecidos y excluidos.

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