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Crisis del bipartidismo

La socióloga que predijo el terremoto de las europeas

Pablo Iglesias, candidato de Podemos.

“Hoy, tras la legislatura más turbulenta de la historia de nuestra democracia, el bipartidismo, tal y como lo hemos conocido en las últimas décadas, toca a su fin”. Es la frase que pronuncia un hipotético portavoz del Gobierno tras un descalabro electoral en unas supuestas elecciones en 2016, en las que los dos grandes partidos sólo suman el 38% del voto, y pertenece al artículo Regreso del futuro que publicó hace dos años en el diario El País la socióloga, politóloga y expresidenta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) Belén Barreiro, en el cual pronosticaba un escenario que tiene muchas similitudes con el que se plantea después de los comicios europeos del 25 de mayo.

En el marco imaginario que planteó Barreiro, la caída de las dos formaciones políticas imperantes hasta ese momento –el Partido Conservador y la Alianza Social Demócrata– viene acompañada de la fulgurante victoria del Partido Radical (PR): "Una agrupación variopinta de ciudadanos, asociaciones y movimientos sociales, unida bajo un programa político común, inusualmente breve (no llega a las 40 páginas), pero dotado de contenido, y enormemente ambicioso", según lo definía la socióloga. ¿Su líder? "Una mujer de 37 años, capaz, preparada, y sin experiencia política previa", que defiende un proyecto de "rescate ciudadano".

El parecido entre este figurado Partido Radical y la formación Podemos, que ha alcanzado en las elecciones europeas un éxito sorprendente para sus apenas cuatro meses de vida, es evidente. Y también es extrapolable la caída del bipartidismo, que si bien no se ha desplomado hasta las cifras que se daban en el artículo, no ha llegado ni siquiera a aglutinar el 50% de los sufragios. La explicación de Barreiro para este fenómeno es clara: existe una "fractura entre las élites y la ciudadanía", según ha afirmado la socióloga en declaraciones a infoLibre, y este descontento ha sabido canalizarlo Podemos en base a su discurso de la "casta".

Doble fractura

La doble fractura que se reflejaba en el contexto imaginario plasmado por Barreiro es, a su juicio, totalmente transferible a la situación real hoy por hoy. "Por un lado hay una fractura generacional, porque hay una generación de jóvenes con menos derechos que sus mayores, y esos jóvenes tienen padres, abuelos... Eso solidariza a toda la sociedad en favor de ellos", señala la experta. Por otra parte, al aumento de las desigualdades y la pobreza se une la proliferación de los casos de corrupción o decisiones como el rescate a los bancos en lugar de a los ciudadanos, elecciones que potencian esta percepción en la sociedad de que, más que la oposición clásica entre izquierda y derecha, lo que existe es un enfrentamiento de élites contra ciudadanía. Y ese discurso, capitalizado por Podemos, "conecta con la gente", remacha Barreiro.

"Resulta llamativo que ninguno de los partidos tradicionales haya entendido a tiempo la magnitud de esta nueva fractura social". La frase es del artículo, pero su autora señala que la falta de comprensión también puede aplicarse, con algunos matices, a la realidad. "Es difícil saber" si PP y PSOE han entendido el mensaje de los ciudadanos porque ha pasado aún poco tiempo tras las elecciones, pero ya se pueden sacar algunas conclusiones en base a las declaraciones de sus dirigentes, señala Barreiro.

Dentro del PP, por ejemplo "no lo han entendido los que minimizan el fracaso, los que no reconocen que aunque hayan quedado primeros han perdido muchísimos votantes; la lectura de [Esteban] González Pons, por ejemplo, transmite que no lo están percibiendo con la gravedad que tiene", explica la socióloga, que señala que muchos dirigentes de los grandes partidos "tienden a pensar que es una cosa pasajera, que las europeas son europeas y las generales serán diferentes". El vicesecretario de Estudios y Programas del PP definió el pasado 27 de mayo a la formación de Pablo Iglesias como un "partido de circunstancias", y un "serio aviso" a los votantes de centro y moderados, ya que "la izquierda castrista y venezolana ha encontrado un espacio en la política española". Este análisis no es del todo incorrecto, señala Barreiro, "pero aún así, todo apunta a que el bipartidismo está realmente en apuros".

La ciudadanía frente a la "vieja política"

Pero, ¿por qué otros partidos ya existentes no han sabido convertir este desarraigo en votos? Barreiro vuelve a hacer referencia al cambio de paradigma: ya no es tanto izquierda-derecha como ciudadanía-élites. "A IU le preocupa la desigualdad, y al PSOE también, pero no han entendido la urgencia" de la situación, explica. "Aquí no se trata de la izquierda comprometida por la desigualdad", sino de los ciudadanos frente a la "casta", señala la socióloga utilizando el vocabulario utilizado por Pablo Iglesias.

Y en este sentido la existencia de propuestas concretas, como limitar las llamadas puertas giratorias, facilita que el mensaje cale: "A pesar de que se había denunciado, políticamente nadie había hecho una bandera de esto [los políticos en consejos de administración de grandes empresas]", ejemplifica. "El discurso de Pablo Iglesias es absolutamente claro en este sentido, mientras que los partidos tradicionales están agarrotados por sus intereses y sus trayectorias", abunda la experta, que señala que "por ejemplo el PSOE no puede hacer campaña en torno a eso" porque precisamente algunos de sus máximos responsables están en esta situación.

En cuanto a IU, Barreiro señala que parte de la ciudadanía también ha podido encasillarles dentro de esta amalgama de representantes de la "vieja política" –una interpretación que, aún con reservas, también apuntan algunos dirigentes de la propia formación–, ya que "crece, pero no lo que podría haber crecido". Esta situación puede deberse, según explica, a que desde hace ya algún tiempo "se está produciendo una fragmentación a doble nivel: el bipartidismo pierde en favor de partidos como UPyD e IU, pero a su vez estos dos pierden en favor de opciones más pequeñas", como el propio Podemos, Equo o incluso la abstención o el voto nulo.

Los votantes moderados votan contra el sistema

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"Al PR se han sumado muchas de las personas nacidas después de 1970, que piensan que nadie les ha ayudado a superar los obstáculos que les impiden elegir su propia vida. Y al PR se han unido también todos aquellos que creen que, con urgencia, se debe hacer frente a la enorme desigualdad de hoy en día", señalaba Barreiro en su artículo de 2012. Su análisis de la realidad tampoco se diferencia en exceso de la hipótesis: "Las actitudes contra este sistema también se han producido en un electorado moderado, porque lamentablemente casi todo el mundo se ha visto afectado por la crisis y entre los principales valores de la sociedad española, también entre la derecha, está la defensa de la igualdad".

En este sentido, la socióloga apunta lo que ya han señalado otros analistas: Podemos recogió buena parte de los sufragios de votantes desencantados del PSOE, algo que sustenta en que, dentro de la escala ideológica entre 0 (extrema izquierda) y 10 (extrema derecha), la media de sus votantes se sitúa en el 3,7, muy cerca de los socialistas. Los votantes de IU, explica, son más radicales que los de Podemos. Pero la formación de Pablo Iglesias también tiene su punto débil: traducir su discurso a medidas reales.

"En este momento están en un plano ideológico, muy de principios, pero eso luego hay que traducirlo en políticas públicas, y ahí se empieza a ver lo que es posible y lo que no", señala Barreiro, que afirma que temas como la lucha contra la corrupción o las puertas giratorias sí dependen de la voluntad política de los gobernantes, pero las medidas de corte económico "son más complejas, porque España está en la UE y tiene limitaciones" en este sentido. Pero, frente al "inmovilismo" de los grandes partidos del que la experta hablaba en su artículo, la socióloga sí reconoce que Podemos "ha tenido la valentía de plantear debates que tienen que serlo, por ejemplo la permanencia de España en el euro".

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